Zucolillo y el Dictador

viernes, 23 de abril de 2010

LAS RESACAS DEL STRONISMO



Abc Color se inauguró con Alfredo Stroessner. Aldo Zuccolillo dijo entonces en un pasaje del discurso: «Este será un gran diario, al servicio de un gran gobierno». En general, los «historiadores» de la dictadura, tienden a ocultar esta parte de la historia, cuando Aldo Zuccolillo y Abc acompañaban con convicción al gobierno de «Paz y Progreso». Las campañas de Abc «contra el olvido» lo han convertido en baluarte de la democracia.

Elogios editoriales: Las páginas de Abc de aquellos años son elocuentes. Fueron desde elogiar al gobierno, a dictaduras militares vecinas, la represión, hasta defender la «política de derechos humanos» de Stroesner contra las críticas internacionales. En 1977 afirmaba el editorial: «Se ha presenciado, incuestionablemente la etapa más constructiva que haya vivido la república». Mientras en agosto afirmaba: «cada vez son menos los atentados a las libertades personales». Ese mismo mes calificó de «auténtica democracia», al gobierno estronista. En el 79 consentía que la represión era un importante método de lucha contra el comunismo.

Cerca del poder: La familia Zuccolillo era parte del entorno de Stroessner. Su principal vínculo: Conrado Pappalardo, el cuñado, era ceremonial de Estado del dictador. En 1974 el hijo de Antonio «Tuco» Zuccolillo, Hugo Fernando, enlazó con la hija del dictador, María Olivia. Según documentos encontrados en los archivo del terror, Julio César Zuccolillo, el otro hermano, era pyrague. Antonio Zuccolillo fue designado embajador de Stroessner en Londres en 1980.

Impuestos: «Muchachis, hay que empezar a esconder la plata», era una frase utilizada por «Acero» cuando venía un impuesto grande del Estado, según el ex senador liberal Fulvio Celauro. Como celoso empresario, a Zuccolillo le quebrantaban esas obligaciones. Según documenta el periodista Nemesio Barreto, sólo la Ferretería Americana en 1991 tenía una deuda tributaria arrastrada desde la dictadura de casi 500 millones de guaraníes. Complementariamente en un editorial de 1995, Zuccolillo defendía que «las evasiones impositivas (…) no deben confundirse con la corrupción».

El divorcio:

Existen varias versiones sobre el divorcio entre Zuccolillo y la dictadura. Para muchos, el componente empresarial es responsable. Para Leandro Prieto Yegros fue debido a que no le dejaron a las empresas constructoras de Zuccolillo formar parte del «proyecto» Itaipú. Por otra parte, una de las grandes investigaciones de Abc de principios de los ochenta, fue sobre la corrupción en la antecesora de Petropar: Repsa. Según el dirigente del Sindicato de Trabajadores de Petropar, Hector Fleitas, «el sueño de Zuccolillo fue siempre quedarse con Petropar, pero le escupieron en el asado». Pues culminada la concesión a la compañía boliviana que administraba Repsa se crearía Petropar.

Alberto Vargas Peña afirma que Zuccolillo simplemente se dio cuenta «que un diario solo crece con la oposición». Cerrado Abc en 1984, Zuccolillo quiso armar una alianza opositora, que encabezaría para desplazar a Stroessner. El denominado «Plan Z» fue un fracaso rotundo.


El pequeño Aldito



El pequeño Aldo siempre fue un testarudo. Cuando Don Antonio Zuccolillo lo regañaba, él golpeaba la cabeza contra la pared para desahogar su rabia. El viejo italiano le advertía entonces, «¡Te vas a romper la cabeza!». El niño le retrucaba, molesto: «¡Nooo, mi cabeza es de acero!».

Este niño se convertiría luego en uno de los más influyentes empresarios del país. Cambiaría aquella dura pared por una empresa periodística para descargar sus descontentos y obtener sus intereses, conservando la cabeza fría de acero para sus arrebatos de poder.

Aldo Alberto Zuccolillo Moscarda, de 78 años, hoy con cuatro bypass en el corazón, es hijo del inmigrante italiano Antonio Zuccolillo Abbondante, quién le heredó una respetable fortuna. Desde muy joven trabajó en las empresas del padre, junto a sus hermanos Antonio y Julio César. Luego el imperio económico se multiplicaría.

El periodista


Desde 1967, año de fundación de Abc Color, Aldo Zuccolillo fue convirtiéndose en el empresario periodístico más importante del país. Esta condición le facilitaría una intachable imagen de «luchador por la justicia, la libertad de expresión y los altos intereses nacionales».

Un retirado sindicalista de la hidroeléctrica Yacyretá, quien destapó hechos de corrupción en la entidad a través de Abc Color durante el gobierno de Nicanor Duarte Frutos, recuerda como se le rompió aquella imagen de Zuccolillo. «Acero» se comprometió a apoyarlo, recuerda. En pleno proceso de denuncias, un día Abc le cerró las puertas, y su caso pasó al archivo. Al reclamarle el hecho a un periodista allegado al director, este le confesó: «el viejo (Zuccolillo) transó». «No podía creer, pero después descubrí que es así como se maneja, el viejo pega, pega, y después transa». Según el sindicalista, entonces José Alberto Alderete, Ministro de Obras Públicas del gobierno de Nicanor había pagado 1 millón de dólares para que Abc saque «informaciones positivas» en sus páginas acerca de su gestión, para limpiar su imagen, pues tenía intenciones de ser el candidato de la anr para el 2008.

El empresario honesto


La imagen de Zuccolillo va asociada a la de empresario exitoso y honesto… La suciedad oculta bajo la alfombra nos muestra otra cara.

El periodista Idilio Méndez afirma en Los herederos de Stroessner (censurada en los medios) que en 1989 Zuccolillo fundó una sociedad con Juan Carlos Wasmosy para la creación de Telsat S.A., empresa de transmisión televisiva por cable. Se sumaría a esta sociedad el hoy prófugo por homicidio Luis Raúl Menocchio (Gusano), quien la dirigiría. La empresa sería después demandada por piratear señales de empresas transnacionales. Para Méndez, Zuccolillo creó cortinas de humo para evitar investigaciones de saqueos perpetrados durante el gobierno de Wasmosy, afirmando «Acero» en una reunión familiar que «la publicación sobre la cuenta secreta de Wasmosy afectaba al entorno familiar», en alusión a Conrado Pappalardo.

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